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14 de julio de 2017

Motorista olvida a su mujer y piensa que se ha caído de la moto por el camino..

Son cosas que pasan, «pequeños despistes» que a uno le cuestan un susto, y a otro un cabreo monumental…

En  nuestra sección habitual de curiosidades de los viernes hoy os contamos la historia verídica que sucedió hace sólo unos días del motorista que dejó olvidada a su mujer y pensó que se había caído de la moto por el camino.

A los 40km se dió cuenta de que su mujer no iba con él en la moto

Le sucedió el pasado mes de Junio a una pareja italiana Walter Galo de 59 años, y su mujer Raffaela de 58 años, apasionados de la moto que estaban realizando una ruta en moto por la provincia de Asti, por el Piamonte, gozando de su bello paisaje.

Decidieron parar a comer en Moncalvo, un pueblo de la provincia de Asti que celebraba la «sagra» ,una feria gastronómica denominada «Cocinas en plaza».

Terminada la comida y el festejo, Walter se colocó el casco, montó en su moto plateada y arrancó contento en su moto, concentrado concentrado en continuar la ruta, sin percatarse de que su mujer no estaba en el asiento del acompañante. Llegado a la plaza Europa de Chieri, en la provincia de Turín, a 40 km de su parada, de repente se dió cuenta de que su mujer no viajaba con él en la moto.

Asustado pensando que se habría caído por el camino y sin posibilidad de contactar con ella pues su móvil estaba en el maletero de la moto, llamó a la Policía.

Desesperado, en lágrimas, contó a los carabineros su aventura increíble:

 «Ayúdenme; no sé dónde está mi mujer. No puedo llamarla porque su teléfono móvil está en el maletín de la moto».

Los agentes trataron de calmarle y reconstruir los hechos cuando el marido recibió una llamada desde un número desconocido.

Era su mujer Raffaella, que desconcertada y furiosa se había quedado con lo puesto en el pequeño pueblo que celebraba la «sagra», y llamaba desde un móvil que le había un vecino.

«¡Oye, me has dejado tirada en Moncalvo, cómo se te ocurre, ven de inmediato a cogerme!», le dijo Raffaella, llena de rabia, dejando caer algún que otro calificativo como «cretino».

Ni siquiera le dejó espacio para que el marido le preguntara cómo estaba.

«Gritaba diciendo que la había dejado en Moncalvo y que yo era un desgraciado»

Enseguida, Walter Galo cogió su moto y regresó rápidamente por el camino de vuelta.

Cuando se reencontró a su mujer en la plaza de Moncalvo, a ésta aún no se le había pasado la rabia:

«Me ha dicho de todo. Estaba todavía furiosa, gritando para preguntarme cómo había podido tener semejante descuido»,

Así se le explicó Walter lo sucedidó:

«Después de comer, fuimos juntos hacia la moto y nos dispusimos a partir, tras ajustarnos la cazadora de piel y el casco. Yo me senté en la moto y me di cuenta que ella colocaba el maletín moto. Así que me convencí de que estaba ya sentada también y partí tranquilo».

Uhmm...Cosas que pasan…  😉

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