Padecer varices es un problema cada vez más habitual en las mujeres que va más allá de lo estético y que en caso de no tratarse tiende a extenderse y empeorar.
El embarazo, cambios hormonales, vida sedentaria, trabajar de pie y factores hereditarios pueden favorecer su aparición.
Sin embargo, es posible mejorar su estado y prevenir nuevas apariciones, siguiendo las recomendaciones que señalamos a continuación.
¿Qué son las varices?
Se denomina varices a la dilatación de las venas por problemas de circulación de la sangre.
Se producen por una alteración en las válvulas venosas que hace que éstas no cierren bien, de forma que se impide el correcto paso de flujo sanguíneo de retorno al corazón, provocando que la sangre se acumule haciendo que las venas se ensanchen y dilaten.
Las varices además del inconveniente antiestético, pueden conllevar molestias como pesadez de piernas, calambres, picores e incluso fuertes dolores y ocasionar problemas de salud relacionados con esa mala circulación de la sangre, por lo que conviene seguir los consejos que indicamos más adelante para prevenir su empeoramiento, y en acudir al médico para su evaluación.
¿Por qué aparecen?
Son variados los factores que pueden provocar su aparición:
- Factor hereditario: Tener antecedentes personales o familiares de varices aumenta la probabilidad de padecerlas.
- Embarazo: El factor hormonal que acompaña al embarazo, junto con la compresión que el útero provoca en las venas, así como el aumento de peso, son tres influyentes factores que hacen que aparezcan las varices o se empeore su estado en esta etapa.
- Obesidad: la sobrecarga por exceso de peso hace que se requiera mayor esfuerzo para retornar la sangre de nuevo al corazón, provocando fallo precoz en las válvulas de las venas, ocasionando así la aparición de varices.
- Factor hormonal. Provoca que la proporción de afección en mujeres sea 5 a 1 sobre los hombres.
- Sedentarismo. Debido a que en la almohadilla plantar se encuentra la bomba impulsora del retorno del torrente sanguíneo al corazón, y a que los músculos de las piernas favorecen este retorno, el sentarismo no favorece que lleven a cabo su tarea, provocando sobrecarga en las válvulas por mayor estancamiento en la sangre y la consiguiente aparición de las varices.
Lo mismo sucede con los trabajos prolongados de pie, en los que hay poco ejercicio muscular y además bajo el efecto poco favorecedor de la gravedad.
- Anticonceptivos. Pueden provocar la aparición de varices superficiales provocadas por el efecto de los cambios hormonales, y el aumento en retención de líquidos que su ingesta puede conllevar.
- Menopausia. Las alteraciones hormonales de esta etapa puedes dar lugar a la aparición de varices.
- Otros factores como pueden ser el tabaquismo, hipertensión arterial e hipercolesterolemia.
Consejos para prevenir y evitar empeorar.
El problema de las varices, aunque inicialmente se trate de pequeñas venitas de color morado o rojizo, puede empeorar significativamente, por lo que en caso de padecerlas, conviene consultar con un especialista en problemas vasculares antes de que aumente el número de venas afectadas, y empeore su estado.
Cualquier actividad que disminuya la presión sanguínea en las piernas y contrarreste el efecto de la gravedad ayudará a evitar el empeoramiento y reducirá la probabilidad de que aparezca mayor número de varices, por lo que conviene seguir las siguientes recomendaciones:
- Mantener las piernas en alto: Ya que esta posición ayuda al retorno de la sangre al corazón a través de las venas debilitadas.
- Utilizar medias de compresión. A diferencia de las medias comunes, las medias de compresión ayudan a evitar que la sangre se vaya a las venas más pequeñas, ayudando así a mejorar el flujo sanguíneo.
- Cambiar de posición. Realizando este sencillo ejercicio tantas veces al día como te sea posible, ayudarás a mejorar la circulación de tus piernas. Consiste en tumbarte boca arriba, levantar las piernas y mantenerlas apoyadas sobre la pared unos minutos, favoreciendo así que fluya la sangre de las mismas hacia el corazón.
- Piernas en alto mientras duermes. Podrás ayudarte con la ayuda de una almohada o cojines.
- Practica ejercicio. Sobre todo dedicar un rato del día a caminar ayuda a que los músculos contraigan las venas de las piernas favoreciendo que la sangre no se acumule en ellas y ayudando a que circule hacia el corazón.
- Aplica cambios de temperatura en las piernas. Puedes aprovechar la hora de la ducha para aplicar chorros de agua caliente en la zona de las piernas durante unos minutos seguidos, cambiando después a agua fría otros minutos, alternando varias veces.
- Masajea suavemente las piernas. Coloca las piernas en posición elevada apoyándolas sobre una silla o cojín y date unos masajes desde el tobillo hacia arriba. Deben ser masajes suaves para evitar dañar aún más las venas ya de por sí debilitadas por las varices.
- Mueve las piernas. Si tienes un trabajo sedentario en el que tengas que permanecer sentada durante varias horas, conviene que dediques dos minutos cada media hora a mover las piernas un poco, flexionando las rodillas y moviendo los dedos de los pies y
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