Todos hemos oído hablar de alguna vez de la epidural, que es la alternativa más popular para aliviar el dolor durante el parto, y la consideran como la forma de anestesia más segura y con menos efectos secundarios.
¿Cuáles son sus ventajas?
- Alivio completo del dolor sin bloquear, ni disminuir las facultades mentales.
- Evita la necesidad de aplicar otro anestésico en caso de requerirse el uso de fórceps, extracción con vacío o episotomía.
- Reduce la presión sanguínea y es ideal para las mujeres con toxemia o presión elevada.
- Permite tu participación activa en caso de cesárea.
- Reduce el trabajo de los pulmones, por lo que resulta ser beneficiosa para las pacientes con alguna enfermedad pulmonar o cardíaca.
- Tiende a hacer el parto más lento, que en algunas ocasiones puede ser útil.
¿Cuáles son las desventajas y efectos secundarios?
- El parto es menos natural, ya que el parto es manipulado médicamente desde un principio.
- Hay mayores probabilidades de episotomía y parto con fórceps. La concentración del anestésico puede producir una pérdida de la fuerza muscular y de la sensación de las contracciones. El resultado es que la segunda etapa del parto sea más lenta.
- Se reduce el suministro de oxígeno al bebé por la disminución de la presión sanguínea.
- Al reducir la presión sanguínea puede producir mareos y náuseas. Las probabilidades de que suceda esto son mayores boca arriba, así que recomiendan ponerse de costado.
- Existe la posibilidad de dolor de cabeza después de la anestesia, que puede durar unas cuantas horas después del nacimiento.
- Dificultad al orinar.
- Hormigueo y pesadez en las piernas.
¿Qué contra-indicaciones tiene?
La epidural no tiene contraindicaciones en la mayoría de las mujeres salvo casos excepcionales que que sufren determinados problemas tales como:
- Diabetes.
- Hipertensión.
- Gestosis.
- Desprendimiento de retina
- Miopía grave o cardiopatía
También está contraindicados si la mujer sufre:
- Enfermedades de coagulación.
- Alteraciones de la columna vertebral.
- Infecciones graves generalizadas o localizadas en la espalda (incluidos los tatuajes).
- Enfermedades del hígado.
- Consumo de anticoagulantes o intolerancia a los anestésicos.
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